jueves, 31 de mayo de 2012

#78 (31)



Desde esa tarde clara de mayo todo pareció cobrar vida después de escupir todos mis sentimientos, después de haberme derrumbado ante tus ojos, después de haber desahogado tantos y tantos quebraderos de cabeza.
Te confesé que nunca había conocido a alguien como tú.
Te hice saber que si suspiraba por alguien, era por ti...
y que si lloraba cada noche era porque no quería darle el gusto a mi corazón de latir por ti.

Ese sufrimiento acabó por fin cuando, mirando a mis propios pies al otro lado del banco, te lo dije. No solo el rubor hizo estallar mis mejillas de un patético color rosáceo, si no unas tremendas ganas de dejar que mis ojos ardieran en lágrimas. Estaba aliviada, pero expectante.
Ahora mi único era la posibilidad de perderte como todo, como amigo, como conocido, como persona...

Y nunca terminaré de dar crédito al hecho de que me sonrieses, y, levantándote, me tendieras la mano y me dijeras. "¿Damos una vuelta?"

Nunca lo voy a olvidar. Nunca voy a olvidar mi atrevimiento al rozar tus labios, nunca voy a olvidar tus finos dedos entrelazándose con los míos, temblorosos.

Pero lo que nunca voy a olvidar es el hecho de que me dieras esa oportunidad, esa hermosa oportunidad de ser algo más y que hoy mantengo con mi vida, protegiéndola hasta mi último aliento.


Eres Valhalla.
Eres ilusión.
Eres un sueño.


Gracias por estos 365 días de emociones.
Y si quererte es de locos, que vengan y me encierren.



atte.
Gé.

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