sábado, 30 de julio de 2011

#19


El mundo y yo tenemos un serio problema:
Él no me escucha, y yo no lo entiendo.







atte.

#18


Nos acostumbramos a soñar despiertos y a vivir una vida maravillosa dormidos.
Nos acostumbramos a bailar al son del tiempo y de granitos de arena.
Así, como pequeños títeres en una tragicomedia donde hay más lágrimas que sonrisas.
Más penas que glorias, más decepción que emoción.

Supongo que es normal siendo lo que somos, viviendo como vivimos.
La vida de color rosa es una ficción tan tentadora que nos olvidamos que tenemos que soportar la gran carga de ser personas. Nuestra moral a veces estalla en mil pedazos y ya ni somos capaces en discernir entre lo que está bien y lo que está mal... hasta nuestras prioridades se tambalean sobre nuestros hombros a la vez que nuestros dedos rozan las maravillosas teclas de un piano de cola.
Nos sentimos grandes cuando menos lo necesitamos, y nos encerramos en una burbuja sinfónica que rezuma armonía por donde explota.

Música y melodía. Que grata combinación.
Si tan solo supiéramos reír de verdad todo sería muy distinto.
Una risa de verdadera felicidad, sin sarcasmo e ironía de fondo.

¿Que diría el NOSOTROS de hace unos años? ¿Ese que reía y soñaba por cualquier cosa?
¿Se burlará? ¿Gritará de terror?
¿O sencillamente te preguntará, con voz inocente, en qué demonios se habrá convertido al pasar un tiempo?

No vivo de la ignorancia ni del optimismo.
El hiperrealismo se me antoja escaso.
¿Estamos vivos o solo somos un amasijo de carne que respira?


Supongo que al final lo que importa es lo que se comparte y se recuerda.

Después de tantos lamentos hay un chispazo que nos hace alzar la mirada y decir "Después de todo, aquí estoy."

Sí, aquí estamos, como tablas de un todo destinados a navegar a la deriva.
A la deriva de nuestros errores, de nuestros miedos, de nuestros sufrimientos.

Pero... ¿sabes una cosa?

Aunque la tristeza nos ame de cerca y la felicidad nos espere lejos, podemos augurar lo siguiente que va a ocurrir.
Entreverlo, de soslayo.

Ahora es cuando debes sonreír de verdad.
Cuando te das cuenta que eres TÚ, y nadie puede negar esa evidencia.

¿No te hace feliz?
A mí sí, aunque sea solo por unos segundos.





atte.
Gé.

viernes, 29 de julio de 2011

#17


Tiempo, necesito tiempo.
Más horas, más segundos, más instantes, más parpadeos.
Necesito un tiempo que cada día se esfuma, necesito un tiempo que ya no me queda.
Es terrible pensar que las semanas vuelan y yo no haya hecho nada para aprovecharlas. Estoy asustada, porque no quiero ver el final.
Me agazapo, me escondo, porque no quiero que me veas llorar. Y, por mucho que me fastidie, lloro como una cría, lloro porque se va todo y no puedo hacer nada para detenerlo.
Lloro porque son muchas las cosas que me atormentan, y lloro porque no sé cómo explicártelo.

Cuando una persona se convierte en algo más que una persona para ti, decirle que te vas (puede que muy lejos) es duro, complicado, y duele. Duele muchísimo.
No quiero que la distancia me fastidie y me haga caer de rodillas, no quiero que los kilómetros nos hagan sufrir, no quiero que el echarte de menos me martirice de una manera cruel y despiadada.
Parezco una romántica aferrándose a una realidad que no existe, pero no soy más que un estúpida adolescente enamorada e indecisa.

Tengo un largo camino que seguir y me niego rotundamente dejarte atrás.
Soy demasiado egoísta como para hacerlo. No permitiré que te quedes tan lejos de mí.

Y te prometo que si la distancia es corta, moveré cielo y tierra para que nunca te libres de mí.
Así de molesta soy, pero solo por ti.



Por que, sin duda alguna, te quiero.
Mucho.
O si no pregúntale a uno de mis sueños.
Estoy segura de que te dirán lo mismo.


atte.
Gé.

jueves, 28 de julio de 2011

#16


Supuse que sería un buen momento para rendirse, para detenerse y dejar que todo lo demás pase, fluya, vuele.
Tan difícil ha sido todo esto que ya es hora de decirle un último adiós.
Un adiós por todo lo que me ha hecho. Adiós por el tiempo que estuvo atormentándome.
Te quiero lejos de mí y de mi vida, y por eso mismo me despido.

He sido fuerte durante demasiado tiempo, abrazándome a deseos y esperanzas que ya no son que meras estupideces en mi cabeza. Ya es hora de pensar de otra manera y dejar de ilusionarme por cada nuevo amanecer que ocurre en el horizonte.

Me han destrozado el poco optimismo que me quedaba dentro, y ya tengo poco a lo que aferrarme.
Es momento de rendirse, y de borrar. Olvidar. Desvanecer.

Y además, ¿a quién le importa?
A mí ya no.
A nadie.

Creer que algo puede salir bien me ha costado muchos quebraderos de cabeza.
Mi galería de sueños se ha cerrado.
Mi diario de pensamientos también.

Sé que el cielo sigue arriba pero... ¿por cuánto tiempo?

Al menos me queda el único trocito que ha caído de él para mí.
No estoy completamente sola en el andén. Menos mal.

Sin embargo, a mí las despedidas se me dan realmente mal.




atte.


miércoles, 13 de julio de 2011

#15

Agujas de hielo, y palabras cortantes cuales hojas de estoques.

Supongo que me toca gritar y callar, supongo que hablo porque sí, no para complacerte a ti, y sé que pronto habrán kilómetros de por medio. Adiós sonrisas embusteras, hola desprecio perpetuo.
Tarde o temprano debía de pasar, ¿o es que crees que has dejado de lanzar veneno solo porque has mudado de piel y de maneras? No puedes comprar a nadie con un "te quiero" en falso, o con motes empalagosos para dirigirte. No puedes comprarte el cielo después de todo lo que hiciste, ¿o es que sabías que las personas no olvidamos y que las cicatrices no cierran?

Me echaste alcohol, me escupiste palabras tajantes, me pisoteaste como a un insecto solo porque te dio la gana.
Puede que seas más atractiva de cara, pero por dentro supuras de maldiciones.
La confianza me dio más que asco en ese entonces, y ahora también.
Digo lo que me permito decir, y puedo bramártelo a la cara, ¿o es que piensas que soy tan absolutamente cobarde como tú? Las pantallas son muy luminosas y preciosas, y pueden ocultarte el rostro, pero jamás lo que realmente eres.

No nací víbora, así que no entiendo tu actitud... ¿la verdad? No me importa.

He peleado ciento de veces contra ti y contra la sub-raza a la que perteneces.
Tan bajo caes, tan bajo te arrastras... ¡Pero qué se le va a hacer!

Una vez alguien me dijo que en cuanto viese una serpiente en mi jardín le cortase la cabeza, así ya no son peligrosas.

Supongo que rodarán cabezas.
¿La tuya? ¿La de tus amigas?

Alguna.

La mía, no.




atte.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...