sábado, 30 de abril de 2011

#8

Cariño, eres grande. Cariño, eres genial.
Cariño, eres la sonrisa de plástico más artificial que he podido añadir a mi colección de "Detalles Odiosos que enterraría vivos"

Lo siento, cielo mío, pero una imagen vale más que mil palabras entredichas con sorna. Bueno, una colección de fotos sucesivas valen más que días y días de opiniones contrarias.
Yo juzgo, como todo el mundo, pero con argumentos bajo el brazo.
¿Y tú qué?
¿Vas a respaldarte tras la historia de "Soy una conocedora de la vida, yo sé lo que me hago"? ¿Vas a encapucharte bajo la apariencia de niña-madura-de-pocos-años?

No, que ya no cuela ni con vaselina.
Ni la sonrisa de plástico, ni los ojitos de cordero degollado.

Eres tan falsa como aquellos a los que tanto críticas.
Eres tan falsa como la falsedad que tanto denuncias.
Eres falsa, cielo mío.

Yo nunca hubiera dado mi brazo a torcer si estuviera al tanto de que esos amigos a los que tanto "quiero" me ponen como Shrek a las espaldas.
Recuerda que las apariencias engañan... aunque eso ya lo sabes, ¿no?
Mi querida niña que ya es toda una mujercita, ¿verdad?

Nótese el delicado filo de la ironía, of course.

Supongo que te darás de morros contra su fachada de artificio.
Cuando te levantes de la impresión, llámame.
Ya me conoces, bien.
A mí, por lo menos, bastante mejor.


Pero, mientras, sigue siendo tan asquerosamente falsa como un billete de tres euros.





atte.

jueves, 21 de abril de 2011

#7


Genialidad, sí, en estado puro.
Tan difícil de encontrar. Tanto como el tesoro que lleva enterrado en cierta isla desde hace siglos.
Genialidad que pocos llevan consigo.
En la sangre, al respirar, al sentir.
Al vivir.

Al morir.

Genialidad que, afortunadamente, es humana.
Cuando realmente debería trascender.

Genialidad que existe. Que se conoce.

Genialidad de genios... y de hombres.
Compleja, abstracta, misteriosa, inalcanzable, majestuosa.
Con ella se forjaron las leyendas que nos dan sentido, y que, hoy en día, siguen tan palpitantes.

Menos mal que siguen habiendo siervos de la ingenua Genialidad.
Menos mal, sí.




Tenía ganas.
Tenía ganas de hacerlo eterno, memorable, vehemente.
Tenía ganas de superarme a mí y a todos.

Ese día tenía ganas de ser Dios de mástiles y heraldo de cuerdas.


No recuerdo como empezó todo, ni tampoco el número de dosis que tomé de ese maravilloso elixir. De esa droga, de esa placentera adicción.
Me envolvía sin abrazarme, sin tocarme, sin acariciarme; allí estaba, cerca, susurrante, cual dama de oro y amante de nadie.
Me llamaba, me gritaba, me suplicaba... ¿Cómo iba a decirle que no?

Sonreí, a su fortuna. Sonreí a sus deseos nuevamente, y me deslicé bajo la gruesa correa que la sostenía.
Ah, bien, calibrando el peso con ambas manos.
Era una ligereza imperturbable.

"Tres"

Me permití acariciarla, sentir un delicioso chispazo al rozar sus cuerdas. Un estremecimiento me hizo respirar entrecortadamente durante unos segundos.
Ya sentía a mis propios sentidos aclamar su nombre.

Continué con el ritual, dejando caer el cable a mis pies.
No había nada más hermoso que ese amasijo de filamentos negros a mi alrededor, apenas perceptibles por la poca luz que entraba en la habitación. Alcé la cabeza, desafiando a ese brillo que se dispersaba sobre mí, como un halo divino.

También pude ver de soslayo la membrana de esas cajas metálicas que pronto serían parte de mi propia fantasía. Su importancia era inimaginable.
¡Qué pena que todavía no pudiesen hablar!
... Pero la doncella las despertaría.


"Dos"

Ultimé los detalles más insignificantes.
Cuando alguien se exige la perfección, necesita que todo esté en su sitio, a punto, finito, hasta lo que resulta minúsculo, como la propia respiración. Un aleteo, un zumbido, una mota de polvo.
Todo tiene que estar en su perfecta medida.Todo.

Volví a palpar su suave superficie, como quien palpa un diamante, una joya.
En cierto modo lo era. Tan dócil, tan dulce, tan asquerosamente atractiva.
Se me iba la cabeza.

La dama volvió a exigirme atención, cuidado. Le dediqué una mirada lasciva.
Estaba a su completa disposición, como caballero entregado a su musa.
Mi musa.
Mi diosa.

Tan solo imaginar lo que estaba por venir, tan solo el hecho de pensarlo....
Me hervía la sangre, y la piel, y los dedos.
Mi ser ya empezaba a trascender... Es lo malo de pensar demasiado.
La anticipación te juega malas pasadas.
Sacudí mi oscura melena, mentalizándome de nuevo.
Nada de pensamientos, nada de recuerdos. Nada de nombres ni de florituras.
Estaba solo...
...y el mundo vibraría conmigo.

¿Lo conseguiría esta vez?

"Uno"


Decidí no pensar en la respuesta.
Cerré los ojos para oír la llamada de mi diosa, de mi triste obsesión.
Ahora ya comenzaba a gruñir con voracidad, con hambre. Tenía las mismas ganas que yo, como cuando alguien desea con todas sus fuerzas el derrumbarse en el colchón de esa persona que tanto se quiere.
Mi amada era otra.
Ya lo corpóreo dejó de tener significado. Acaricié las cuerdas otra vez.

Se estaba acercando el momento. Cuestión de segundos, de pestañeos, de nada.
Y no se podía pedir escenario mejor.
Ni público.

La emoción crece. Los aplausos resuenan.

Dios. Me siento un Dios ahora.
Y mi pequeña sigue esperando.

Hoy era el día en el que intentaría tocar el cielo con mi vena, con mi arte.
Hoy intentaría casarme con la genialidad de quien elige esta vida de sinfonías.
Hoy era ese maldito día.
Me faltaba una buen trago para calmar los nervios.

Ovación. Gran ovación de fondo.
Mi sonrisa se amplió, marcando mi rostro en una mueca de euforia, orgullo.
Una pizca de arrogancia... ¿pero qué mas daba?
Era mi momento, y el halo de luz aumentó en intensidad, otorgándole majestuosidad a lo que me quedaba de presencia.
Volvía a sentirme fuera de mí, con los dedos temblando de gozo.

Un poco más. Unos minutos más de espera, y ya todo me pertenecería.
Mis animosos y fantasmales espectadores continuaron con su jovial griterío, inyectándome ánimo, coraje... Más estupefacientes a mi cóctel mortal.

Mi cabeza deliró un poco más, hasta que la oyó, por fin.

"Enseña los dientes, enseña tu talento, enseña tu valía. Demuéstranos que hay más que pretensiones, aprendiz de Héroe"

Cortesana desdeñosa.
No pude evitar lanzar una carcajada desafiante, plagada de picardía. Comenzaba el espectáculo.

Ahora mis nudosas manos se atrevieron a tocar el provocativo acabado de mi acompañante, de mi arma de destrucción masiva. Luego mis zarpas la sometieron bajo su poder, bajo su destreza.

Y ella me respondió.
La guitarra comenzó a desvelarse de su pesado letargo.
Comenzó a contagiarse de la pasión que me recorría los nervios.
Comenzó a fusionarse conmigo, con mi alma de huesos.
Comenzó, por fin, coreada por las grandes cajas de hierro.

Esa era mi chica. Esa era mi princesa, y ahora la Música ya no podría menospreciarla. Nunca más.
Ahora era ella la voz de un corazón desbocado. De mi jodido corazón...
Había hecho tiritar a toda la mortalidad.
Al planeta.
Y, ¿Por qué no? Al universo.

Sé que estuve miles de años tocando, deslizando mis dedos por la suavidad de su mástil.
El sonido tampoco abandonó mis tímpanos.
Incesante, inefable, interminable.
Impetuoso, poderoso.
Formidable.

No podía permitir que se acabase esa sucesión imposible de notas.
No podía permitirme el lujo de dejar que se perdieran con el tiempo.
Y, ante todo, no me podía dejarlo en el vacío.

Mis dedos sangraron y lloraron, pero nunca dejé que el dolor me consumiese.

Mi musa musical, mi droga, entrecerró los ojos, complacida. Me hice con ella.

No sé qué más puede desear un hombre que muere así, haciendo lo que más le gusta.

Estuve en el cielo y en el infierno, estuve en cada una de las ciudades olvidadas que sostienen nuestra realidad; estuve en los dedos de los grandes que, antes que yo, cruzaron este anillo de fuego.
Estuve en todas partes sin moverme.
En la cima más alta, a lomos de lo inmenso.
Junto a ti.


Ese día tuve ganas de ser parte de una efímera genialidad.
Ese glorioso día tuve ganas de rozar la eternidad.
Ese maldito día tuve ganas de soñar y de tocar hasta el fin del último de los amaneceres.
Jugué a ser Dios, y lo conseguí.
Vencí a la doncella Música en su propio terreno con los alaridos de un instrumento.
Fui uno solo. Un Solo de seis cuerdas.





Ese día que ya es Ayer.
Ese día tan inolvidable me arrebató lo que me quedaba de hombre.
Ahora soy guitarrista.
Soy Leyenda.

¿Y qué me queda ahora?


(Otra vez sonríe. Se acerca al oído, en un gesto de complicidad)



Repetirlo.




____________________________________________________________





Para todos aquellos que han inspirado esta improvisación.
Son muchos los nombres.






atte.



(DONOTCOPYMYWORKS. IT BELONGS TO ME)

domingo, 17 de abril de 2011

#6


Simplemente, esto conmueve

#5



"Porque, a pesar de todo, sigues siendo Preciosa.

A pesar del hecho de vivir una vida realmente desgraciada. Sigues en pie, firme, estoica, afrontando todo lo que te venga con malas intenciones. Sigues allí, con la cabeza bien alta, aguantando entre tambaleos y finas lágrimas de cristal.

No puedo creer que más allá de toda tu persona exista esa Belleza que muchas persiguen y pocas consiguen. No puedo creer lo que digo, ni tampoco puedo creer que realmente lo seas.
Eres Preciosa, a pesar de los golpes y de los insultos, a pesar de que el mundo parezca reírse de ti a cada cosa que dices y haces.
Eres Preciosa, aunque la talla 36 te quede tan lejos y los tacones rojos no te sienten demasiado bien.
Eres Preciosa, por supuesto, sin maquillaje ni pestañas postizas.

Eres Preciosa tal y como apareciste en el mundo.
Eres Preciosa porque eres una luchadora con experiencia, una luchadora imbatible, una luchadora humana.
Eres Preciosa porque, ante los peores momentos, siempre intentas desenvainar una sonrisa.
Eres Preciosa. Asúmelo.


No dejes que nadie lo niegue.
No permitas que te hagan dejar de serlo. Ni la la báscula, ni la televisión, ni la moda.


Porque... ¿sabes una cosa?
Eres Preciosa."




Dedicado a esa persona que es ella misma, siempre, en todo momento.
Esa persona que no cambia con las críticas. Esa persona que es diferente, y siempre lo será.

Un sonrisa vale más que miles de golpes. Una sonrisa es capaz de mover montañas y quebrar fronteras.
Una sonrisa es preciosa donde la pintes, y más si es de alguien único, sin estereotipos que le vistan ni le endulcen.


Eso es algo que realmente vale la pena.


(Inspirado por la película "Precious", un drama cargado de verdades y de lecciones en las que pensar)



atte.

Gé.

miércoles, 6 de abril de 2011

#4

Porque lo mejor de la vida se sirve en pequeñas dosis.
Y los peores venenos también.

Algunas deberían morderse la lengua con sus propios colmillos. Algunas deberían probar un poco de esa ácida medicina que escupen a las espaldas, como cobardes, con el rabo entre las piernas.
El rencor les consume como el fuego a la cera.
No entienden que sonreír de primeras y clavar puñales después es patético, denigrante, hasta rebasar los límites de lo ridículo, de lo más rastrero y mezquino.
Víboras, que son unas víboras que han dejado de arrastrarse, pero que siguen mudando la piel seca que les estorba, el disfraz que les esconde, la fachada que han esculpido a base de mentiras y mimos falsos.

¿Cómo decirles a toda vuestra compañía actual que antes despreciabais tanto? ¿Cómo explicarle las malas pécoras que podéis llegar a ser?

En mi posición, imposible.
Ya le comisteis la oreja. Un poco de dulce siempre cubre lo amargo y lo ácido.
Vuestro puñetero ácido.
Ponzoña de la buena, sí señor.

Ojalá la probarais. Ojalá vuestras venas reventasen al sentirla en la sangre, en esas dosis tan ínfimas y mortales.

Sin embargo, no os deseo ningún mal.
No, en absoluto.
Solo espero que os atragantéis con todas vuestras mentiras, con toda la basura que soltáis al abrir la boca y, sobre todo, que perezcáis bajo ese ego que os hace tan "especiales" (nótese la ironía)

Especiales y tres mierdas.
Copias insignificantes de un estereotipo.
Estereotipo de niñas egocéntricas que piensan que se van a comer el mundo a punta de contar sus penas.
YO, YO, y más YO.
Esa única palabra es la que resuena en vuestros nulos pensamientos.

Repito: No os deseo ningún mal, sólo espero que la gente que os rodea ahora se de cuenta de lo ASQUEROSAS que sois en realidad.

domingo, 3 de abril de 2011

#3



Sing it for the boys.
Sing it for the girls.
Sing it for all the world.
Sing it for Japan.

Me da la impresión de que es poca la gente que no tiene conciencia de lo que ha pasado y de lo que está pasando. Me parece que todo el mundo se ha estremecido con la tierra, en ese preciso instante en el que el terror y el Caos se apoderaron de las tierras japonesas en cuestión de segundos, y nadie se imaginaría que lo peor estaba por venir, que la pesadilla estaba apunto de comenzar.

Hoy, después de varias semanas, seguimos temiendo por la vida de cientos de personas, por el futuro de aquellos que se han quedado sólo con lo puesto, y por lo que les queda por sufrir.
Las olas se han llevado la sonrisa, y puede que también se hayan llevado al sol naciente, con vehemencia, con crueldad... y han desencadenado el pánico nuclear.

Personalmente, no ando al tanto de las últimas noticias, pero soy consiente de que cada vez hay más desasosiego, hay más desesperanza y, si cabe, cada vez hay más Muerte. Me da rabia pensar que soy una completa inútil al quedarme sentada frente el televisor sin poder hacer nada, quedarme mirando con impotencia toda esa desolación y no poder echar una mano como debiera. Por desgracia, ni cuento con medios ni con recursos para aportar mi granito de arena a la gran Plegaria que ha movido a multitud de personas en todo el mundo. La Plegaria por Japón, que son más que simples oraciones.

Por lo menos me alegra tener claro que, si tuviera alguna manera de ayudar, lo haría, sin pensármelo dos veces. La cultura japonesa siempre me ha llamado increíblemente la atención. Su estilo de vida, su gente, su historia... Son algo impresionante y maravilloso, y me encantaría tener la oportunidad de pisar sus tierras aunque sea una sola vez.
Es una ilusión.
Y desde aquí les envío todo mi apoyo por lo que están pasando.


Al menos tengo el corazón para saber que es un hecho catastrófico y muy triste.
Tengo al menos la decencia de sentirme consternada.

No como otras personas. esas personas que se fijan más en la hipocresía que lucen ciertos "celebrities" al preocuparse y ayudar que en el verdadero acontecimientos. Esas personas que se creen indiferentes al mundo que les rodea, que adoran sentirse ignorantes y críticos ante lo que ocurre, como si fueran grandes conocedores de la vida sin tan siquiera haber cruzado el umbral de la mayoría de edad.
Toda esta queja no es espontanea, si no que tiene sus raíces en un comentario que leí hará unas semanas, cuando esta calamidad sólo acaba de comenzar.

Resumo diciendo que todo comenzó por algo como
"Qué gracia me hace ver a la gente preocupada por Japón y cuando ocurrió lo de Haití pasaron totalmente del tema"

Bien.
He de decir que me disponía a comentar mi opinión al respecto, pero de pronto me hallé con más comentarios. Me hubiere parecido bien si al menos alguien hubiese defendido una opinión clara y fuera de vulgarismos (que alguien sí que hubo), pero la gran mayoría o soltaban burradas o hacían chistes crueles.

Me puse tan mala que decidí pasar tanto de los comentarios como de mi propia opinión. Hasta ahora.

Pienso que cada uno tiene sus debilidades respecto al país o a la cultura que se le presente. Cada uno apoya a quién le venga, y cada uno tiene sus preferencias.

Lo que ocurrió en Haití fue algo nefasto, una desgracia terrible para un país tan pobre. Eran demasiado vulnerables, todos lo sabemos, y también se tomaron medidas para ayudarles.
Hubo millares de personas que se movieron para ayudarles, se recaudaron fondos para ello y los "celebrities" también contribuyeron (sí, esos celebrities que tanto se desprecia y que os resultan "oportunistas")
Hay gente que tampoco movió ni un dedo, y que decidieron pasar.
Como todo.

Pero yo no vi semejantes barrabasadas ni burlas que nacieran de ese hecho.

¿Por qué en lo de Japón?
He aquí el dilema.


Todos tenemos nuestras opiniones, gustos y preferencias.
Pero creo que todos tenemos sentido común, y algo de fibra sensible bajo una fachada de impasibilidad.


No podemos pasar de esta forma tan desdeñosa.
Todo nos afecta a todos, aunque no queramos oírlo ni que nos entre en la cabeza.






Pray for Japan.


Atte.
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