miércoles, 11 de abril de 2012

#52


Un parpadeo.
Y otro, y otro.
Recuerdos que se queman con la leña de Octubre. No sé cómo quemarlos en mi cabeza.
Decidimos hace mucho tiempo pagar nuestra traición con una pistola... y cientos y cientos de rosas.

¿A qué demonios estamos jugando ahora?
¿A una nueva clase de ruletilla donde tres balas esperan ansiosamente atravesar mi temporal?

El tiempo pasa deprisa por nuestra venas, y yo maldigo una vez más esta maldita dualidad.
Mato por el iris castaño de tu mirada, lloro por la acidez de la fría realidad que nos separa, y me muero continuamente por este maldito segundo.

Silencio.
Un tic tac que atasca los nervios.

Y esto no cobra nada de significado. Tu nombre no existe.
Ni lo que llevo dentro tampoco.

Otro espejismo sin sombra.

Partiré mi pluma y volcaré mi tinta.
Seguiré condenándote con la boca cerrada.

Tú a tu día a día... y yo a mi dolor matutino.
Y nunca me lo pidas.
Nunca te engañes.

Ya es un error más incluido en el fascinante mundo de las que cosas que me importan una mierda.


atte.
Gé.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...