
Hoy la vida me ha dado uno de los peores golpes que he podido encajar.
Bañado por la lluvia de Octubre, por el frío invernal que no deja de acercarse, por el viento que nos llega a los huesos cual filo mortal.
Nunca pensé que pasaría esto, nunca pensé que me fuera a doler tantísimo.
Nunca pensé que todo un sueño acabaría así.
Ese sueño que comenzó con el lamento que una vez escupió el mar, de manera tenue, imperceptible para nosotros, dándole tumba a una costa que jamás se despertaría.
Hace unos ocho años que eso ocurrió, que esa voz se deslizó por mis oídos y me hizo esbozar una sonrisa, animándome a cantar con ella, mostrándome un camino de baldosas doradas que brillaba con la fuerza de unas guitarras, de un grupo de hombres que hicieron más que música para mí.
Nunca me aprendí todas las canciones ni tuve todos los discos.
Nunca.
No tuve la oportunidad.
Y ahora es cuando me maldigo por ello.
Ahora parece que todo ha acabado y me duele pensar que nunca, NUNCA, podré cantar en sus primeras filas, reír con sus voces, llorar con sus melodiosas letras. Nunca podré sentir lo que llevaba tanto tiempo deseando. Nunca podré vibrar delante de ellos a cada baquetazo, a cada grito, a cada vitoreo.
No podré verlos como el grupo que una vez conocí.
Porque su voz... se ha apagado.
José Mario Martínez Arroyo, nuestro aclamado José Andrëa, ha decido dejar Mägo de Oz este 24 de Octubre.
Muchos dicen que su voz ya estaba lastimada y merecía un descanso.
Un descanso que me ha abierto el corazón de una manera dolorosa.
Ahora no puedo hacer más que secarme las lágrimas y escribir.
Escribirle a él, por haber protagonizado la banda sonora de mi vida con su voz relampagueante.
Con su voz divina que alcanzaba una perfección armoniosa en mis tímpanos, fuera lo que fuera lo que cantase, desde canciones de amor hasta canciones de pena. Desde nanas hasta bramidos, hasta himnos de borrachera, hasta lujoriosos cánticos, hasta canciones que carecen de todo sentido. Aún así, todas tenían su chispa.
Y yo soñaba con poder compartirlas, con ellos al completo.
Supongo que la suerte no estaba conmigo, ni lo estará.
Ahora solo puedo agradecerle lo que ha hecho
Solo puedo darle gracias por dejarse la piel en cada canción, por aguantar tantísimo tiempo, por darnos la oportunidad de haberle oído, de haber contemplado su talento, por haber tenido la oportunidad de oírle cantar.
Eres grande.
Nunca dejarás de serlo.
Sin ti yo sería silencio.
Lo seré.
Pero feliz de haberte conocido.
Gracias por estos 8 años de amaneceres gratis.
Gracias, José.
"Yo nunca te olvidaré"
atte.
Gé
1 comentario:
Se me ha puesto la piel de gallina u.u
Publicar un comentario