sábado, 15 de octubre de 2011

#34


Nunca he sido muy dada a presumir de la clase de música que escucho, nunca se me ha dado muy allá decir que mi gusto es bueno, ni malo. No me gusta denotar demasiado lo que me hacen sentir, ni mucho lo que me pueden gustar.
Soy de esas personas que callan, que guardan, que dejan esas pequeñas cosas que le emocionan sean un pequeño secreto.
Porque hay cosas que te hacen volar a mil kilómetros de tu hogar, a través de los años, más allá de los límites de la propia realidad.

Para mí, la música es la mejor manera de dejarse ir entre el sonido de una voz, de una guitarra, o sencillamente de los acordes de un instrumento clásico.
Es una vía de escape que te hace desconectar por unos minutos.
Es algo maravilloso, es algo que puede tener un gran significado.

Sí, lo es.
¿No os parece?

Hace ya un tiempo que hay un grupo en especial que me hace soñar con cuentos y leyendas medievales, con guerreros, princesas, hechiceros malvados y criaturas extraordinarias.
Juglares de guitarras eléctricas y voces celestiales de nuestro siglo que, sin darme cuenta, le han dado vida a una parte de mi rutina de una manera que ya no sé describir.

Desde el primer segundo, ya mi piel se eriza.
El suave sonido del viento, las deliciosas notas de un piano, la poderosa intro de seis cuerdas, o sencillamente un voz vehemente que relata el camino que prosigue ese Héroe que protagoniza sus letras.

¿No es mágico cuando todo se escucha en una sinfonía que roza lo divino?
¿No es asombroso que sean capaces de hipnotizar tus oídos con tanta sutileza?

Filo de espadas. Alas. Rugidos. Fuego. Fuerza. Aire. Poderío. Potencia. Valor. Lamentos. Aflicción. Venganza. belleza. Razón. Magia.
Inmortalidad.
Gloria infinita.


Me hacen falta miles de palabras más.
Para contar todo lo que son, todo lo que representan y todo lo que hacen.

Una música que vuela por lo más absoluto halo de perfección, dejando exageraciones aparte.
Calidad en estado puro.


¿Qué exagero?
Más quisieran ellos que exagerase.

Son parte de esa clase de músicos que todos quisieran llegar a ser, son esa clase de guerreros de la que se precisa hoy en día para salvar algo tan maltratado y degradado como es el mundo de la música.
Le dan un pálpito, un suspiro vital que la renueva, y tal vez de ese ímpetu que tanto le hace falta.

Nombres tienen infinitos.

Pero todo se resume en uno solo.


Rhapsody of Fire.


A partir de allí, comienza un todo.
Un todo digno de conocer.
Un todo digno de escuchar.
Sobre todo.
Un todo digno de seguir.



Gracias a quienes hacen posible que esta maravillosa música vuele sobre lo más alto.






atte.




1 comentario:

Stratokiller dijo...

Que bien expresado D_: bravo

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...