
Qué raro que me sienta rara.
Qué extraño que me sienta extraña.
Estoy ante un nuevo laberinto y no queda hilo de oro. El minotauro tiene miles de caras, miles de miradas, y está acechando, en algún rincón, detrás de alguna pared. Paralizada me quedo, mientras mi propios espasmos me hacen respirar con dificultad.
Se me olvida hasta cómo pronunciar, las palabras se arrastran por mi garganta para acabar en susurro.
Asco de distancia.
Asco de todo.
atte.
Gé
No hay comentarios:
Publicar un comentario