
Aullidos mañaneros, aullidos trasnochados, aullidos de agonía, aullidos de nostalgia.
En el fondo, la foresta no es tan oscura. Los cedros se muestran camaradas de viaje, y las ramas finos dedos que nos cubren del sol, del arrogante sol que nos roba el misterio a nuestros pasos.
¿Qué es lo que nos queda al final en esta vida de soledad?
Enseñar los dientes y hacer que nuestros ojos brillen en la placidez de una noche de luna llena.
Algo que nos eleva, algo que nos lleva lejos de nuestro nido de amor, bajo la melodía angelical de un don nadie.
Ya no hay nanas para dormir, y la caperuza carmesí ya se nos antoja repetitiva.
Un chispazo, y la bomba de relojería terminará su cuenta atrás, explotando en miles de malas intenciones, de zarpazos y risas desequilibradas. Estoy fuera de órbita, se me va la cabeza de manera constante. Por ti, por tu corazón. Hago siempre lo mejor para conseguirlo, aunque ello me obligue a cantar toda la noche.
Dejar que mi respiración se marche, que mis cuerdas vocales sangren.
Por desgracia, no soy más que una bestia criada por lobos, y en mis venas corre algo más que mi propia existencia. Venganza, rencor, y las heridas que me provocaron una vez.
De algún modo, de alguna manera.
Cayendo en este círculo de árboles y hojas grisáceas.
Y ahora lo único que nos separa es esta línea, una fría línea de batallas que quedan por comenzar.
La batida se cierne sobre mis patas.
¿Qué más puedo hacer?
Correr, escapar de un laberinto que marca mi propio instinto.
"On, my sweet Moonlight, give me your shine in this fucking nightmare one more time.
Please, I'm begging you. Now. For the rest of my hopeless life.
My silver lady.
Take me far away, where only you can listen to my melancholic howl"
Ahora estamos, frente a frente.
¿Qué haremos ahora?
Sonríe, desdeñosa.
atte.
Gé
1 comentario:
Amé esta publicación. Es todo lo que tengo que decir.
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