
Hoy en día decir "te quiero" o amar a alguien parece haberse convertido en un tópico común, desfasado, desgastado indiscriminadamente.
Vacío, maltratado. No hay sentimientos que lo sustenten en su esplendor. No hay emociones que hagan que esas dos palabras cobren un significado grande y hermoso para quien las dice o para quien las recibe.
No hay hechos, recuerdos, ni susurros que les den forma.
Palabras anodinas, simples, que han caído de su trono sin quererlo, pasando a no significar realmente nada.
Pero, afortunadamente, hay quienes consiguen llenarse con sensaciones al oírlas y al decirlas.
Hay quien es capaz de detener el mundo cuando las pronuncia, de dar un giro de 360º a la vida de una persona, o sencillamente sacarle una sonrisa verdadera cargada de mil emociones y mil historias dignas de guardar. Hay quienes todavía siente el poder, la inmensidad, y la eternidad que atañen, que encierran, que cargan.
Porque querer a alguien no significa saber que la conoces, o que le tienes cierto aprecio.
Querer a alguien se basa en momentos compartidos, en anécdotas donde los protagonistas llevan la misma importancia, donde cualquier cosa cobra una importancia sutil y deliciosa, donde cada roce y cada gesto significan algo más que lo que son. Significan latidos de un corazón vivo.
De una persona.
De un ser que siente.
Porque nacimos con la capacidad de sentir más allá de nuestro instinto animal.
¿Y por qué no lo demostramos con hechos y situaciones?
Tengo la suerte de tener a alguien que me hace soñar cada vez que me lo dice.
Tengo el privilegio de seguir estremeciéndome cuando me dice que me adora.
¿Por qué el resto del mundo no lo siente igual y malgasta palabras tan significativas?
El mundo se muere en sentimiento y en razón.
El mundo se muere en todo.
Pero, mientras, yo me escondo en sus brazos, sabiendo que no voy a morir con ese mundo marchito.
A salvo en sus besos, en su respiración, en su mirada cristalina.
Porque querer a alguien significa quererlo por todo lo que es, por conocer hasta el más mínimo detalle, sus defectos, sus pasiones, sus virtudes, sus temores, sus rutinas, sus opiniones, sus maneras de ver el resto que le rodea.
Querer es algo más que el simple hecho de apreciar.
Es sentir a esa persona como parte de lo que eres tú.
Te aporta algo que te hace seguir respirando.
Seguir creciendo.
Seguir sonriendo.
Seguir viviendo.
Tener esa suerte es todo y cuanto puedo anhelar.
Y la tengo.
tengo la suerte de mi vida con nombre y apellido.
Con rostro.
Con sonrisa.
Todo y cuanto puedo desear.
atte.
Gé